A raíz de las multitudinarias movilizaciones del 8M, todos los partidos políticos (menos uno) son super, superfeministas.
El gobierno se ha apresurado a demostrarlo aprobando el 1 de marzo un nuevo decreto de igualdad laboral (publicado en el BOE del día 7 de marzo).
Loable actitud que sin embargo tiene una pega y no es baladí: es un decreto que podría llamarse también "Consejos vendo que para mí no tengo", es decir, actitud incoherente e hipócrita.
Desde el 2007, año en que este mismo partido aprobó la Ley Orgánica de Igualdad entre hombres y mujeres, las administraciones venían obligadas a implantar un Plan de Igualdad para plantillas superiores a 250 personas.
CCOO DENUNCIAMOS que esta obligación se ha incumplido por los distintos gobiernos también de CCAA y de Ayuntamientos , por tanto, otros partidos tan feministas como el que gobierna la nación, tampoco se aplican a predicar con el ejemplo.
En la Administración de Justicia, sólo el gobierno de la Comunidad Valenciana ha negociado y publicado un Plan de Igualdad con los sindicatos del ámbito.
Tal ausencia de Planes de Igualdad, debería hacernos reflexionar y preguntarnos en qué datos nos basamos cuando afirmamos que en nuestra administración no existe brecha salarial. Qué casualidad, que el diagnóstico del único plan existente, el de la Comunidad Valenciana, haya puesto al descubierto que SÍ EXISTE BRECHA SALARIAL, en la administración de justicia valenciana (y no será la excepción) y haya tenido que introducir medidas correctoras para intentar erradicarla.
A estas alturas, deberíamos conocer ya que la brecha salarial está estrechamente relacionada con la maternidad y con el rol de cuidados tradicionalmente asignado a la mujer, razón por la cual, el plan de igualdad ha de recoger medidas que favorezcan la corresponsabilidad en los mismos sin perjudicar la carrera profesional de ninguna persona sea hombre o mujer y sin descuidar tampoco el papel fundamental que desempeñan los cuidados en una sociedad civilizada y con expectativas de un futuro próspero en lo social, porque los cuidados han de estar en el centro de la vida y por tanto han de estar también en el centro de las políticas y de la acción sindical.
Reflexionemos por tanto sobre la razón por la cual hemos puesto en muchas ocasiones excesivo interés en cuestiones accesorias y dejado de lado las fundamentales y vayamos planteándonos como acabar con este déficit democrático en nuestros centros de trabajo. Pongámonos manos a la obra y no caigamos en la misma desidia que ejercen quienes nos gobiernan.
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